Evaluación del riesgo cardiovascular
Conocer su riesgo de padecer enfermedades cardíacas puede ayudarle a controlar mejor su salud.

Si usted está en riesgo, es imprescindible que se someta a una evaluación de riesgo cardiovascular lo antes posible para ayudar a determinar sus probabilidades de sufrir un evento cardiovascular, como un infarto o un accidente cerebrovascular. El historial médico personal de cada individuo, incluyendo la edad, los antecedentes familiares, el peso, el tabaquismo, la presión arterial, la dieta, el ejercicio y la diabetes, son algunos de los indicadores más importantes del riesgo cardíaco.
La principal causa de muerte en los Estados Unidos, tanto para hombres como para mujeres, son las enfermedades cardíacas.
¿Qué es una evaluación del riesgo cardiovascular?
Una evaluación del riesgo cardiovascular es un conjunto de pruebas y factores de salud que han demostrado ser útiles para determinar la probabilidad de que una persona sufra un evento cardiovascular, como un infarto de miocardio o un accidente cerebrovascular.
Los factores de riesgo cardíaco incluyen: edad, obesidad, antecedentes familiares de enfermedades cardíacas, hipertensión arterial, tabaquismo, diabetes, dieta y estilo de vida. Otros factores de riesgo son los antecedentes de cáncer que requieran radioterapia y ciertos tipos de quimioterapia, y los antecedentes de hipertensión arterial y diabetes durante el embarazo en el caso de las mujeres.
La evaluación del riesgo cardíaco puede utilizar los resultados de diversas pruebas de imagen, entre las que se incluyen pruebas no invasivas como el electrocardiograma (ECG), la prueba de esfuerzo metabólico, la tomografía computarizada cardíaca y la resonancia magnética cardíaca. También pueden ser necesarias pruebas invasivas como el cateterismo cardíaco y la arteriografía/angiografía.
Uso del perfil lipídico para evaluar el riesgo cardíaco
El perfil lipídico se utiliza para medir los triglicéridos, el colesterol, el colesterol HDL (lipoproteína de alta densidad o colesterol «bueno») y el colesterol LDL (lipoproteína de baja densidad o colesterol «malo»). Se utiliza para ayudar a determinar el riesgo de enfermedad cardíaca de una persona y para ayudar a los médicos a establecer un plan de tratamiento.
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